Jesús Mercado, nació el 17 de julio de 1949, en la Maternidad Concepción Palacios, en la parroquia San Juan, Caracas. Desde los siete años, comenzó una vida activa, responsable, comprometido a servir a los demás, así es como se hace monaguillo, boys scout, más tarde bombero juvenil y gente de teatro; esto último, su gran pasión. Fue monaguillo porque prefería estar allí, donde estaban los ofrendantes, frente al público, que ser espectador. Así es como inicia de alguna manera su pasión por el teatro. En los boys scout, montaba e interpretaba sketch’s para los eventos especiales y reuniones de rutina sabatinas. Jesús mercado, comienza en el teatro parroquial. allí participa de adaptaciones de los Milagros, Apariciones de La Virgen, Los Siete Sacramentos, El hijo Pródigo, Virtudes y Pecados etc. Luego cuando logra inscribirse en la escuela de teatro después de varios intentos, a los catorce años de edad es incluido diferentes repartos, entre los que destacan; Los de la Mesa Diez de Oswaldo Dragún. Experimento No Uno, guión de Miguel Torrence, La cocina de los Ángeles, Macbeth versión de Enrique Buenaventura. Hay que Apagar el Fuego de Carlos Gorostiza. Préstame tu Marido de Luis Enrique Osorio. El Pez que Fuma de Román Chalbaud. Arsénico y Encaje Antiguo de Otto Keserling.
Cuando ingresa a la escuela de Teatro Ramón Zapata, dirigida por su fundador, el maestro Eduardo Moreno. comienza su actividad como creador y luchador social. Su madre y su maestro ejercerían una fuerte influencia en su trayectoria como hombre y artista. Su madre, incondicional apoyo para cada una de las elecciones en su vida, sobre todo apoyo irrestricto a su decisión de ser artista. Su maestro, director de directores, no concebía un artista que estuviera divorciado de la realidad social de su época, que no se identificara con las necesidades de justicia social y de equidad de los pueblos, asumiendo el teatro como un arma para la transformación social.
Para Jesús Mercado será una premisa constante a lo largo de su vida, que el teatro es una forma de expresión del pensamiento del ser humano, y está contenida de posiciones políticas, que deben ser volcadas al espectador dentro de un trabajo creador, estético y ético que dignifique a quienes lo hacen y a quienes lo reciben, resultando en un impacto social perceptible, transformador primero, de la conciencia de la gran masa. Para lo cual debemos comenzar una gran escuela de espectadores, y eso lo iniciaremos entregando puestas en escena de gran contenido, cuidando la estética y sin atropellar las circunstancias. Apropiándonos de espacios dignos que permitan la permanencia de nuestro arte y del espectador. Es por eso que la presencia del gran teatro, el de los comediantes, en esos espacios para el arte debe ser un objetivo impostergable. Todo espacio significativo por su historia, por su contenido, esos espacios contentivos de historias contadas o de historias que contar, todo templo del arte debe contener las artes escénicas, por lo que el teatro debe tener espacios donde generarse, desarrollarse, expresarse para luego explotar frente al espectador en cualquier otro espacio.
Ha sido distinguido con diferentes reconocimientos como La Orden Al Mérito En El Trabajo en su Primera Clase, otorgada por el Ministerio del Poder Popular para el Trabajo de la República Bolivariana de Venezuela. La Ciudad de Valencia, le otorga a través de su Alcaldía Bolivariana, en la gestión del alcalde Edgardo Parra, La Orden Arturo Michelena en su única clase. Ha recibido de organismos Públicos y Privados reconocimientos por su actividad como cultor. Cumplió, solamente en la Escuela de Teatro Ramón Zapata de 1971 al 2006, treinta y cinco años como docente en teatro, y aún continúa entregando saberes con sus talleres y su actividad como actor, director, titiritero y todo aquello que lo mantenga unido al quehacer teatral.